Un clásico entre las tartas de queso. Un postre perfecto para cualquier ocasión y también para llevarse a una comida campestre. Y si quieres darle un toque gallego, combínala con un poco de membrillo y tendrás el cierre perfecto para cualquier fiesta, romería o comida.
En un bol hondo, batimos ligeramente los huevos con varilla, sin que lleguen a hacer espuma.
Añadimos el azúcar e integramos bien con el huevo.
Agregamos ahora la harina e integramos.
Añadimos el queso crema a temperatura ambiente e integramos con la ayuda de una espátula de silicona, hasta que quede una masa lisa y sin grumos.
Por último, sumamos la nata líquida y mezclamos bien con el resto de los ingredientes.
Forramos un molde desmontable con papel de horno y vertemos la masa.
Horneamos durante 40 o 45 minutos a 200 grados.
Retiramos del horno, dejamos enfriar durante una hora y desmoldamos con cuidado.
Y ahora, ¡a disfrutar de tu postre!