Una receta para empezar el día con el sabor inigualable de las magdalenas de siempre. Caseras, fáciles y deliciosas.
En un bol, batimos la mantequilla a temperatura ambiente con unas varillas.
Añadimos poco a poco el azúcar y la esencia de vainilla.
Cuando esté todo bien ligado, añadimos, una a una, las yemas de los cuatro huevos. Ligamos todo bien.
Añadimos ahora la leche y mezclamos bien.
Incorporamos la harina y la levadura.
En otro bol, montamos las claras de los cuatro huevos a punto de nieve, con un pellizco de sal.
Una vez montadas las claras, se incorporan a la mezcla anterior y se va mezclando despacio, de fuera hacia dentro, con movimientos envolventes.
Repartimos la mezcla en los moldes de las magdalenas y dejamos reposar unos minutos mientras precalentamos el horno a 180 grados.
Horneamos unos 10 minutos, hasta que las magdalenas hayan subido y estén doradas. ¡Y desayuno listo!