Es una receta típica de Escocia, aunque su origen podría estar en India o en Londres, y en este caso tiene el inconfundible toque de los huevos gallegos Demillo, de gallinas alimentadas a base de maíz.
Cocemos los huevos durante 6 min para que la yema no quede del todo hecha.
Desmenuzamos la carne picada y la mezclamos con la sal, la pimienta negra, la nuez moscada y la mostaza. Dividimos la masa en 2 partes.
Envolvemos cada uno de los huevos con la masa de carne. La cogemos con la mano, acomodamos ahí un huevo y lo vamos cubriendo con la masa hasta que quede completamente envuelto.
Rebozamos cada huevo envuelto. Pasamos primero por harina, luego por el huevo batido y por último por el pan rallado.
Freímos cada uno de los huevos en abundante aceite de oliva hasta que estén dorados uniformemente.
Retiramos y colocamos sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
¡Todos a comer!